Internet…, el inefable e imprescindible Internet de la actualidad. Se ha convertido en una herramienta imprescindible para millones de habitantes de este planeta. En varios sectores de nuestra sociedad si no hay Internet no se puede hacer nada; los bancos colapsan cuando no hay sistema, las empresas no pueden pagar, los maestros tenemos que “inventar” una clase, los alumnos no pueden cumplir con la tarea, los ciudadanos no nos podemos comunicar; en pocas palabras las comunicaciones se detienen y el mundo se paraliza.
Sin embargo, usar y navegar en Internet no es empresa fácil. Internet se me asemeja al Laberinto de Creta donde es fácil perderse y ser devorado por el Minotauro.
¿Por qué? Porque es una descomunal e inmensa maraña de redes de comunicación, interconectadas entre ellas y no existe un mapa o GPS que nos indique cómo navegar.
Al ver el tema que teníamos que investigar “valores en la educación”, decidí rastrear el tema de la tolerancia y mediante mis hallazgos en Internet, fomentarla entre mis alumnos. Es un tema que vengo desarrollando desde hace tiempo en el aula, porque me preocupa mucho la intolerancia que se vive en el mundo, la sociedad, la familia y la escuela.
Y empecé a navegar y me perdí mucho en la confusión de páginas, páginas y páginas. Uno al empezar puede pensar que es fácil; pongo la palabra que necesito y ¡zas! por arte de magia va a aparecer aquello que busco y necesito; pero ¡no! Ante mis ojos desfilaron muchas, muchas páginas ¿por qué? Porque la web me ofreció todas las entradas donde aparecía la palabra tolerancia, además de anuncios, ofertas de trabajo, venta de mil y una cosas y mucha, mucha basura. Resignada a trabajar durante horas y explorar durante días me pregunté ¿será cierto y válido lo que dicen y aseveran todas estas páginas? ¿Cómo puedo confiar en el contenido? ¿Cómo puedo hacerlo sin dejar aquí la paciencia, el descanso y la vista?
Entonces decidí ir a la caza de Ariadna y su hilo conductor y protector. Pero ¿cómo? ¿Cuál? Reflexioné un rato y decidí poner en práctica los consejos de Monero (2005): regular y seleccionar mi búsqueda. ¿Cómo? Delimitándola con palabras clave, agregando signos como comillas, + ó -, eligiendo sólo un idioma, una región concreta (en uno de los casos Iberoamérica), usando un filtro y centrándome en las páginas con extensión .org o .edu, para que fueran más fiables y acudiendo a la extensión .com como segunda instancia.
Puse por ejemplo: tolerancia + antisemitismo o “tolerancia holocausto” y mis resultados ya fueron más acordes con mi búsqueda. Y así sucesivamente fui acotando mi investigación poco a poco.
Una vez que obtuve algunos textos o productos interesantes, los analicé por su contenido, extensión, presentación, interactividad y pertinencia, eligiendo los que yo consideré más adecuados para mis necesidades.
El hilo de Ariadna fue por lo tanto la organización, planeación y selección de mi búsqueda y el posterior análisis crítico de los resultados que había obtenido. De no haberlo hecho así, creo que el monstruo informático del laberinto me hubiera devorado, frustrando mi trabajo, rindiéndome ante la imposibilidad de seleccionar y encontrar aquello que buscaba.
Otra experiencia que tuve esta semana con Internet fue el organizar el trabajo en equipo con mis compañeras. Parece fácil, únicamente hay que comunicarse por correo electrónico o chat y ya. No obstante no es tan sencillo. Los tiempos a menudo no coinciden, los archivos no llegan, o como en mi caso desconocía la herramienta docs. de Gmail y tuve que aprender a usarla, perdiendo un tiempo precioso.
Definitivamente Internet es una herramienta muy valiosa, útil, necesaria y a veces imprescindible, pero también, definitivamente, el no saber usarla correctamente puede tener resultados contrarios a lo que se quiere y provocar la frustración, deserción o el caos. Todo laberinto requiere una Aridana, la organización, selección y planeación es el de Internet.
Referencias
Monero, C. (Coord.) (2005) Internet y competencias básicas. México: Secretaría de
Educación Pública.