Howard Gardner es un psicólogo, profesor de Harvard, que se dedicó a investigar las capacidades cognitivas del ser humano y desarrolló la teoría de las inteligencias múltiples, uno de los pilares de la educación actual.
Resumen
Resumen
Howard Gardner (2005) comienza expresando que la mayoría de los estudiantes son incapaces de explicar fenómenos o causas no conocidos, aunque tienen las herramientas para ello, porque no tienen una mente disciplinada.
La escuela, sostiene el autor, durante siglos estuvo en manos de la religión con un fin moral; las técnicas y la finalidad del estudio no era entender o interpretar lo aprendido, bastaba con memorizar. Actualmente la enseñanza en la mayoría de los casos es laica y se acepta que nada es inmutable y que existe la posibilidad de cambio.
En los primeros años de formación se desarrollan las aptitudes básicas: leer, escribir aclimatarse al entorno, jugar; posteriormente se reafirma lo aprendido para poder llevarlo a cabo con soltura y se enseña a usar la computadora; finalmente se da un barniz de muchas materias, un idioma y los medios para entender los sistemas que rigen la sociedad.
El problema principal, apunta Gardner, es que no se distingue entre materia y disciplina. La primera se memoriza; la segunda, es una “manera característica de concebir el mundo” (2005), es saber buscar e inferir las causas y las consecuencias de un hecho o un fenómeno.
La escuela actual enseña hechos, pero éste es un conocimiento inerte sólo se vuelve significativo si se sabe contextualizar. Gardner sostiene que para disciplinar la mente hay que reconocer el talento y los intereses, pensar de manera adecuada (es decir de diferentes formas), hacer bien la tarea y acudir a la retroalimentación constante para poder superar dificultades.
El autor propone que los ciudadanos del futuro deben de pensar como se piensa en las matemáticas, la historia, el arte o la ciencia; de no ser así serán seres dependientes, jamás alcanzarán la libertad. A continuación expone los cuatro pasos fundamentales para desarrollar mentes disciplinadas, a saber: poder identificar temas y conceptos importantes, dedicar tiempo para estudiar a fondo, abordar los temas de distintas formas, ya que se aprende de diversas maneras desde varias perspectivas y crear “demostraciones de comprensión” (2005) es decir, tener prueba fehaciente de que hay comprensión mediante la realización de ejercicios nuevos, no conocidos y la retroalimentación, para plantear nuevas preguntas. Sólo así se logra obtener información útil y significativa.Gardner asegura que muchos no alcanzarán nunca el pensamiento disciplinado y que no hay una gran diferencia entre los que van a la escuela y los que no van, porque no logran tener una opinión fundamentada, y a menudo llegan a sentirse alienados, tontos y resentidos con
aquellos que sí lo tienen.
Finaliza asegurando que se requiere una disciplina menos ritual y más interiorizada, seguir siempre aprendiendo; aquellos que tienen una mente disciplinada saben que se debe de estudiar toda la vida y para ellos es un gusto aprender.
Reseña crítica
Howard Gardner escribió en 2002 un libro titulado Las cinco mentes del futuro, un ensayo sobre la educación y sus resultados. En él analiza las capacidades cognitivas que los “ciudadanos del futuro” deben de tener para enfrentar los retos que nos presenta el siglo XXI a nivel tecnológico, social y educativo.
El capítulo que nos interesa se titula “Mente disciplinada” y consta de 18 páginas; en él el autor analiza, mediante muchos ejemplos y una serie de datos académicos, la problemática que se presenta en la mayoría de las escuelas cuando los alumnos, a menudo, son incapaces de dar una opinión personal o inferir causas y o consecuencias de sucesos nuevos, no conocidos, pero cuyas bases ya han sido aprendidas. Expresa además la necesidad de desarrollar dentro del sistema educativo lo que él llama “mentes disciplinadas”, es decir seres capaces de pensar por sí solos.La propuesta de Gardner es actual e interesante, hace una crítica de la enseñanza actual que no promueve el pensamiento crítico, no prepara a los alumnos para ser seres pensantes, sólo pide de ellos un mínimo esfuerzo: memorizar.
El aprendizaje que se da no es realmente un aprendizaje significativo sostiene Gardner. No se enseña a los alumnos a aprender a pensar, sólo se les atiborra de información que no les sirve para nada, porque no saben o no pueden hacer, posteriormente, uso de ella. El conocimiento que se da en el aula, como dice el autor es factual, no se proporcionan las herramientas necesarias para tener una mente disciplinada que traería como consecuencia, opiniones fundamentadas y auténticas.
Sin embargo Gardner se queda corto en su texto, porque a pesar de proponer los cuatro pasos básicos para alcanzar esta mente disciplinada, no formula una solución factible al problema. ¿Cuáles son las estrategias que se deben de implementar en el salón de clases para tener alumnos pensantes? ¿Cómo llevar a cabo este andar hacia la mente disciplinada? ¿Cuál es la solución?
No debemos conformarnos con plantear el problema y no hacer nada para resolverlo. Gardner llega, incluso, a asegurar que la mayoría de los estudiantes nunca llegarán a ser capaces de desarrollar esta mente disciplinada y que, por ende, no es necesario hacer el esfuerzo, permanecerán, podría decirse, en el limbo del conocimiento. Aquí la principal crítica a Gardner, no podemos quedarnos de brazos cruzados; una mente disciplinada no puede ver un problema, analizarlo y no enfrentarlo, no proponer estrategias para solucionarlo.
No basta con decirles a los alumnos que deben de pensar, la labor y obligación del docente es ayudarlos a lograrlo. Gardner es moralmente cobarde al no proponer alternativas, al contemplar desde su pedestal de investigador y crítico la situación del aprendizaje.
La memoria es necesaria porque es nuestro bagaje, pero si lo aprendido no lo aplicamos a nuestra vida cotidiana no sirve; hay que enseñar a pensar, a buscar soluciones creativas y a aprender a resolver los problemas poniéndoles a los estudiantes cometidos que impliquen un pensamiento crítico.
Como dijo Confucio: “Estudiar sin pensar es tan inútil, como pensar sin estudiar”