Prometeo bajó a la Tierra, entregó el fuego a los humanos y les ofreció la tecnología y la civilización.
En el devenir histórico de la humanidad la tecnología ha jugado un papel fundamental, gracias a ella el hombre ha evolucionado, progresado y alcanzado altos grados de conocimiento, sellando así su destino.
Siempre, y más aún en la actualidad, la tecnología está presente; todos los días tenemos mejores comunicaciones, un cúmulo de información, más facilidades en nuestra vida cotidiana, la ciencia día a día descubre, cura, mejora; es indudable que en los últimos 50 años hemos vivido grandes cambios gracias a la tecnología. No obstante, como dice Papert en La máquina de los niños, uno de los ámbitos que ha sufrido menos alteraciones o metamorfosis es el campo de la educación.
¿Por qué? ¿Qué ha impedido que nuestras escuelas cambien su fisonomía? ¿Qué obstáculos existen para que nuestros alumnos estudien y se instruyan de otra manera, aprovechando todo el bagaje que nos han proporcionado las nuevas tecnologías? ¿Qué debemos aprovechar de ellas para que las nuevas generaciones de estudiantes se beneficien y alcancen un mejor aprendizaje? ¿Por qué el miedo o la resistencia al cambio?
¿Es viable actualmente la escuela tradicional?
Es un hecho que en la mayoría de las escuelas actuales se imparten clases de manera tradicional, y cuando digo de manera tradicional me refiero, en muchos casos, a una enseñanza decimonónica basada en la sistematización que hizo Comenico en el siglo XVII. Desde hace trescientos años se enseña de forma bastante similar: un salón de clases con bancas alineadas, un profesor enfrente delante de un pizarrón, dictando la clase a un grupo de alumnos, totalmente en silencio, sumergidos o perdidos en los libros y el aburrimiento. La educación tradicional se basa en la memorización y repetición, en interminables tareas y engorrosos exámenes. Con mucha frecuencia, todo lo aprendido para estos se olvida en poco tiempo, no deja huella.
Sin embargo no todo es negativo en la escuela tradicional. Ésta ayuda a formar hábitos: asistir regularmente a clases, llevar el material necesario, cumplir con las tareas y respetar horarios; los contenidos de los libros de texto son fáciles, están adaptados a la edad de los niños y siguen una secuencia lógica y además, también promueve la sociabilización y la adaptación de los chicos, amén de ayudarles a lidiar con la frustración de un examen reprobado o una mala calificación.
Ahora bien, las generaciones actuales de alumnos son muy diferentes a las pasadas; la disimilitud radica en que los actuales niños y adolescentes nacieron con la tecnología. No conciben un mundo sin teléfono celular, ipod o videojuegos. Desde el momento en que nacen, se sumergen en un mundo donde la información y la comunicación son soberanas y que está moldeado alrededor de computadoras, televisores, hornos de microondas, etc. Por lo tanto, desarrollan destrezas y habilidades muy distintas a las de generaciones anteriores y, por ende, aprenden de otra manera.
Como dice Esneda Urbano Arcos, “las tecnologías de información y comunicación organizan formas de conocimiento diferenciados y (que) la escuela debe dar cuenta, en cada reorganización tecnológica, de las nuevas habilidades y competencias que estas tecnologías provocan”
La propuesta más audaz es cambiar el modelo educativo; el profesor ya no es el semidiós que transmite sus conocimientos, ahora el alumno es el
“protagonista de su propio aprendizaje”, es el forjador de su conocimiento mediante la imaginación y la creatividad, y su guía en este camino es el maestro. Por ejemplo, si en lugar de pedir el resumen de una lectura que el profesor proporciona, se invita al alumno a que investigue el tema (dando el educador sugerencias de sitios en la web) y que después haga un video, ya sea actuado o con herramientas como movie maker o imovie, su aprendizaje será más significativo porque analizará, reflexionará y será creativo, además de trabajar de manera más amena con aquello que le gusta.
Esto se ha definido como “aprender a aprender” que consiste en entender, analizar y valorar los conocimientos por los medios más adecuados a cada individuo y ser así único, libre, creativo, crítico y reflexivo. En suma, es la propuesta de Papert y su máquina del saber.
Fuera del ámbito escolar los niños son bombardeados constantemente por todo tipo de información, si desarrollamos estas competencias en su vida cotidiana serán capaces de “repensar, filtrar y crear a partir de esa información que le proporcionan las tecnologías” [3], por lo tanto les estamos dando herramientas para enfrentar la vida futura, una de las principales ambiciones de la educación.
¿Cuáles son los obstáculos?
No obstante estamos aún muy lejos de alcanzar este tipo de escuelas. Muchos son los detractores que elevan sus voces contra la tecnología. Por ejemplo Manuel Elquin Pantarroyo [4] apunta varios inconvenientes: la falta de computadoras en todas las escuelas, la carencia de entrenamiento por parte de los profesores, la información inapropiada en Internet, la dependencia tecnológica de los países menos desarrollados.
Sus cuestionamientos son válidos, pero no por ello absolutos. Es indudable que muchos niños no tienen computadoras, sin embargo programas como One Laptop Per Child tratan de solventar este problema; ¿si los niños de África tienen hambre debemos de conformarnos y no tratar de solucionar el problema?
En cuanto a la inexperiencia del profesorado en el uso de la computadora, tampoco es válido decir que no saben; es necesario enseñarles, motivarlos en su manejo. De nuevo pregunto ¿si no sé hacer algo me quedo en la ignorancia?
Es cierto que en Internet hay mucha información errónea o no adecuada para ciertas edades, pero existen filtros, bloqueos, además de que no debemos olvidar que el maestro es un guía que proporciona herramientas, facilita el aprendizaje avalando los sitios de la web que considera adecuados, los niños no están lanzados a su libre albedrío..
Finalmente, es indudable que el colonialismo tecnológico va ligado al colonialismo económico que ha existido por siglos; si acabamos con éste se termina el primero. Una vez más no debemos ver el presente sin intentar remediarlo.
Manuel Elquin Pantarroyo continúa diciendo que las computadoras provocan alienación y que “la pantalla se convierte en una ventana hacia el mundo real…ésta no se puede abrir…e interactuar directamente con el mundo exterior”
Yo estimo que esta facilidad de interactuar con otros mundos ajenos o lejanos a nosotros, es una de las grandes maravillas de las computadoras e Internet. Basta un ejemplo, actualmente podemos visitar muchos museos de manera virtual, mismos que nunca conoceríamos por la lejanía, el costo o el tiempo.
También apunta que “al introducir computadores en forma masiva en los colegios, los educadores están separando aún más al alumno, tanto de la oralidad como de la experiencia corporal directa”[6] Es cierto, pero todo abuso es malo; las computadoras no deben de ser parte total y absoluta de nuestras vidas, su función es la de una herramienta más. Indudablemente, en las escuelas se debe de reforzar la parte del contacto directo, la sociabilización y de ninguna manera se debe de perder el lado humano de las relaciones sociales.
Considero que uno de los principales impedimentos es el profesorado. Muchos maestros están colocados en una zona de confort de la que no quieren salir. Ponen toda una serie de trabas y argumentos para no usar la tecnología en el salón de clases. Es más fácil por ejemplo, para un profesor de Historia, llegar a clase y recitar de manera automática los sucesos, como lo ha hecho durante los últimos diez años y pedir un resumen, en lugar de hacer un cómic (con un programa gratuito para ello) y que los alumnos lo lean y saquen conclusiones.
Todos los inicios son difíciles, todos los cambios provocan miedo y rechazo, no obstante si cuando el hombre descubrió el fuego lo hubiera rehuido, la humanidad no habría evolucionado.
Los educadores debemos enfrentar el siglo XXI, no podemos quedarnos atrás porque acabaremos marginados. Debemos implementar nuevas estrategias de acuerdo con los tiempos y, sobre todo, con los seres humanos que tenemos entre nuestras manos.
Es nuestra obligación darles lo óptimo, prepararlos para ser mejores individuos tanto en su vida familiar, laboral y como ciudadanos, para ello tienen que ser seres independientes, capaces de analizar, reflexionar y decidir. La base es una buena educación. ¿Por qué no aprovechar aquello que tenemos a la mano y que nos brinda un sinfín de posibilidades?
Y aunque el dicho rece que tiempos pasados fueron mejores, debemos caminar hacia el cambio, adoptar las herramientas que nos brinda la tecnología y tener la suficiente conciencia y sentido común de no caer en los excesos.
Para finalizar quiero hacer hincapié (soy maestra de Historia Universal en Preparatoria) que el uso de la tecnología en mis clases me ha dado excelentes resultados ¿por qué? Porque, simple y sencillamente, hablo el mismo idioma que mis estudiantes.